Lo primero que debemos comprender es el significado de un círculo vicioso. Cuando hablamos de un círculo vicioso nos estamos refiriendo a comportamientos que nos dominan y que hacen que caigamos en causas y efectos que generan un perjuicio en nuestra vida y en este caso en nuestra salud financiera. Además debemos analizar cuáles son esos efectos, que sucede en nuestras emociones cuando intentamos salir de una situación apremiante y no lo logramos, normalmente las causas son depresiones, frustración y otros efectos emocionales que traen consigo destrucciones de sueños, anhelos, proyectos e incluso lesiones irreparables en las familias (base fundamental de nuestra sociedad).
Ahora bien, si estamos hablando de un círculo vicioso debemos identificar momentos en los que estamos prestos a caer en ellos de nuevo y reiterar comportamientos, cuándo estamos más propensos a que se den, identificarlos y retarnos a trabajar en poner fin con determinación. En el mundo financiero eso sucede cuando hay eventos que incrementan nuestros ingresos, sean aguinaldos, pagos de rendimientos de cooperativas o asociaciones, es allí cuando tratamos de enmendar nuestros errores durante el año por excesos de consumismo que normalmente sucede por el uso desmedido de las tarjetas de crédito.
Los ingresos adicionales (diciembre y enero) siempre son un impulsador y decimos ¡este año salgo de XX¡, ¡nunca más, cancelo las tarjetas de crédito y las voy a devolver! Y una serie de sueños más…. Y no es que no lo hacemos, sí claro, cancelamos la tarjeta, pero de repente no sale de nuestra cartera y estamos en centros comerciales y empieza la tentación… eso también va acompañado de ciertas frases ¡sólo esto, no compro más¡, ¡compro esto y cancelo en enero con el salario escolar¡, ¡pero si está en oferta, es un descuento que no puedo perder, es una oportunidad¡ en fin…. Evidentemente estamos de nuevo en nuestro circulo vicioso, dejamos que nos venza por presiones sociales del consumismo desmedido, de complacer nuestros caprichos, de necesidad de aceptación por las “cosas” que puedo dar, que ropa o zapatos puedo vestir, que aparatos electrónicos luzco y un sinfín de elementos que nos llevan a repetir y repetir estos comportamientos.