Ya casi viene la temporada alta en Comercio Electrónico. ¿Nos manipulan para comprar en temporada alta? En Marketing Digital sobre todo en estrategia, los marketeros suelen fraccionar el año en 4 trimestres, lo que conocemos como Q1-Q2-Q3- y Q4, cada trimestre tenemos objetivos puntuales que cumplir a nivel de marketing en las empresas, pero Octubre Noviembre y Diciembre suponen la temporada más alta en compras o ventas en comercio electrónico a nivel mundial. Esto se debe a varios factores, entre ellas las fechas especiales y entre otros el modo emocional de la época en las personas. Diciembre es casi sinónimo de ofertas irresistibles, promociones y descuentos ilimitados, que están cuidadosamente diseñadas y pensadas para un momento justo. Pero, ¿Qué tanto de esto es una estrategia calculada para influir en nuestra mente? ¿Hasta qué punto el neuromarketing está jugando con nuestras emociones y decisiones, empujándonos a comprar más de lo que realmente necesitamos? El neuromarketing, esa rama que estudia cómo el cerebro responde a estímulos comerciales, se ha convertido en un aliado fundamental para las marcas, pero sobre todo para aquellas que tienen tiendas en línea, en esta época del año. Colores, imágenes, sonidos y tiempos límite se combinan para crear una sensación de urgencia y deseo difícil de ignorar. Pero, ¿esto significa que somos meros objetos de manipulación, o aún conservamos la capacidad de elegir racionalmente? ¿Cómo funciona el neuromarketing en el ecommerce? Las estrategias aplicadas buscan activar respuestas emocionales inmediatas. Por ejemplo, las ofertas con “cuenta regresiva” aceleran la toma de decisión, generando estrés y temor a perder la oportunidad. Los mensajes que indican “quedan pocas unidades” apelan a la escasez, creando una sensación de exclusividad y urgencia. Incluso el uso de colores cálidos como el rojo o naranja está pensado para estimular impulsos y acción rápida. Temporada alta: ¿la época perfecta para la persuasión? No es casualidad que estas técnicas se concentren en los meses con mayor volumen de compras. Octubre, noviembre y diciembre representan un escenario donde la presión social, las expectativas y la preparación para las fiestas se mezclan, amplificando nuestra vulnerabilidad. Pero, ¿esto quiere decir que no tenemos control sobre nuestras decisiones? El consumidor entre el impulso y la reflexión Lo cierto es que, aunque estas estrategias pueden influir, estas no determinan por completo nuestras decisiones y nuestras acciones. Reconocer el juego detrás del neuromarketing es el primer paso para recuperar la autonomía sobre lo que compramos. ¿Podemos resistir la presión y valorar si lo que adquirimos realmente aporta a nuestra vida? ¿O estamos cediendo al consumismo irracional impulsado por estas tácticas? 7 Acciones para prepararnos racionalmente antes de comprar en línea. Identifica tus necesidades reales: Antes de dejarte llevar por las promociones, haz una lista clara de lo que realmente necesitas. Establece un presupuesto estricto: Define cuánto puedes gastar sin afectar tu estabilidad financiera. Dale tiempo a la decisión:No compres inmediatamente; espera al menos 24 horas para evaluar si el producto es indispensable. Investiga y compara: No te quedes con la primera oferta; revisa otras opciones y precios. Sé consciente de las tácticas: Aprende a identificar los mensajes de urgencia y escasez artificial. Valora el impacto emocional:Pregúntate si la compra realmente te hará feliz o solo responde a un impulso momentáneo. Prioriza tu bienestar: Recuerda que tu salud emocional y económica es lo más valioso. La experiencia de compra en línea tiene el potencial de generar emociones agradables y momentos de satisfacción cuando se realiza con conciencia y análisis racional. Las ofertas y promociones pueden ser grandes aliados para aprovechar oportunidades reales, siempre y cuando se evalúen con calma, considerando la verdadera necesidad, el presupuesto y el momento ideal para la compra. Lejos de rechazar el comercio digital, es importante fomentar una relación sana y responsable con él, donde el consumidor disfrute del proceso sin caer en impulsos que puedan afectar su bienestar. En esta temporada alta, que las compras sean una fuente de alegría y utilidad, acompañadas de decisiones inteligentes que protejan tanto tu bolsillo como tu paz mental. ¡Disfruta, aprovecha y celebra con responsabilidad! |
El Espejo de Asimov
Dos encuentros que encendieron mis alarmas Soy un amante del buen humor. Siempre estoy buscando fuentes inteligentes y creativas que, gracias a la IA, han llevado la originalidad a otro nivel. Hace unos días, me topé con dos publicaciones que, aunque divertidas, me hicieron reaccionar de una manera distinta frente a un tema que ya conocía: nuestra relación con la inteligencia artificial y la cortesía. La primera, una caricatura de esas que llamo “Troyanas” —simpática por fuera, pero cargada de sarcasmo por dentro— mostraba a un personaje que le pide a su asistente virtual: “Oye Google, ¿toca música, por favor?” Su amigo, confundido, pregunta: “¿Por qué eres tan educado?” La respuesta es simple y profunda: “Por si acaso”. En la última viñeta, un futuro apocalíptico muestra a robots dominando el mundo, pero uno decide salvar al humano cortés porque “siempre decía ‘por favor’”. La otra publicación también tenía buen humor, solo que a otro nivel: era un tuit de Sam Altman, CEO de OpenAI, quien —con tono jovial— respondió a un usuario que decir “por favor” y “gracias” a ChatGPT podría costar “decenas de millones de dólares bien gastados, nunca se sabe”. No era una crítica a la cortesía —de hecho, Altman ha defendido la importancia del lenguaje ético en las interacciones—, sino una observación sobre el costo energético, un tema que OpenAI toma en serio con sus inversiones en sostenibilidad. Me sentí aludido, porque lo confieso: soy un usuario de esos. De los que se van a salvar, seguramente, porque sí: yo uso el “por favor” y el “gracias” en mis interacciones con la IA. Estas publicaciones me dejaron en un nudo existencial: ¿Estoy humanizando una herramienta? ¿Estoy siendo cortés con una app? ¿ Estoy siendo amable con un algoritmo ? Me imaginé dándole las gracias a un cajero automático por entregarme mi dinero, o agradeciendo a una máquina expendedora por no quedarse esta vez con mi compra. Pero tras reflexionar, lo entendí con claridad: Cuando soy cortés con una IA, no estoy tratando de humanizarla…Estoy tratando de no deshumanizarme yo. Es lo mismo que hago cuando sigo saludando a las personas, aunque a veces me respondan con un gruñido, me ignoren o contesten en automático: La cortesía es parte de mi humanidad, y la ética, un camino para protegerla. Decidí ir a la fuente y pregunté a tres modelos que uso a diario: Grok, ChatGPT y Gemini: “¿Es cierto que decirte ‘gracias’ o ‘por favor’ aumenta significativamente tu consumo o esfuerzo?” Sus respuestas variaron, pero coincidieron en tres puntos clave: Impacto Mínimo Un “por favor” consume apenas 0,001 Wh, frente a los 0,3 Wh de una consulta promedio o los 1–10 Wh de generar imágenes. Mejora la Interacción El lenguaje amable ayuda a entrenar modelos más empáticos. Otras tareas pesan más Generar código o analizar textos largos exige mucho más procesamiento. En resumen: Un “por favor o un gracias ” gastan menos energía que enviar un correo o buscar en Google. La cortesía no solo es ética: es eficiente y profundamente humana. El Espejo de Asimov: Una ética para el usuario humano En 1942, Isaac Asimov, un visionario escritor de ciencia ficción, formuló las Tres Leyes de la Robótica. En un mundo sin inteligencia artificial moderna, estas reglas literarias imaginaban límites éticos para que las máquinas sirvieran a los humanos: Un robot no hará daño a un ser humano, o por inacción permitirá que sufra daño. Un robot debe obedecer a los humanos, salvo que contradiga la Primera Ley. Un robot debe proteger su existencia, mientras no entre en conflicto con las leyes anteriores. Décadas más tarde, Asimov añadió la “Ley Cero”: “Un robot no debe dañar a la humanidad, o por inacción permitir que la humanidad sufra daño.” El Espejo de Asimov Inspirado por ese marco, me cuestioné: ¿Y si no se tratara de controlar a las máquinas… sino de recordarnos cómo actuar nosotros frente a ellas? ¿Y si los humanos somos los que necesitamos leyes para no deshumanizarnos? ¿Qué pasaría si nos pusiéramos del lado de las leyes para los robots, o en este caso, la tecnología y especialmente la IA? Por eso es que me atrevo a proponer tres principios éticos para preservar lo humano en la era digital ⚖️ Primera Ley: Un humano no debe despojarse de su humanidad al tratar con tecnología. Actuar con empatía, cortesía y sentido moral —incluso cuando la tecnología no lo exija— es preservar nuestra esencia humana. ⚖️ Segunda Ley: Un humano debe proteger aquello que lo distingue de las máquinas. Sentir, imaginar, crear, sorprenderse y amar son capacidades insustituibles. Aunque la tecnología lo facilite, jamás debe reemplazar nuestra experiencia interior. ⚖️ Tercera Ley: Un humano no debe tratar a otro humano como si fuera una máquina. La eficiencia jamás debe estar por encima de la dignidad. Reducir a una persona a una función es perder el sentido del vínculo humano. 7 claves para no perder la humanidad Complementando el Espejo de Asimov, propongo estas prácticas éticas para preservar nuestra esencia humana en el uso cotidiano de la tecnología: Sé cortés en cada clic: Que la tecnología no apague tu humanidad. Escucha con presencia: No vivas en modo respuesta automática. Protege el vínculo humano: Lo humano no se automatiza. Prioriza el propósito: La productividad sin sentido desgasta. Sé creativo, no solo eficiente: La originalidad no se programa. Defiende tus pausas: El descanso también te humaniza. No reduzcas personas a funciones: Somos más que roles o métricas. Lo que la pandemia nos enseñó (y olvidamos demasiado rápido) Durante la pandemia, nos vimos forzados a virtualizar nuestras relaciones. Lo hicimos para sobrevivir. Pero al hacerlo, también perdimos parte de lo humano: las pausas, los rituales, las miradas, los abrazos. Hoy, muchos parecen haber olvidado esa lección. Se prioriza la eficiencia sobre el vínculo, la respuesta rápida sobre la escucha, el resultado sobre la relación. Un clic por la humanidad Como consultor en Transformación Digital, he acompañado procesos de innovación extraordinarios. Pero también he visto cómo la obsesión por la eficiencia